1 de enero de 2010

Reflexiones

CONSERVA TU TENEDOR

Una mujer, a quien le habían diagnosticado una enfermedad terminal y le habían dado tres meses de vida, estaba poniendo sus cosas "en orden". Le pidió al sacerdote que fuera a su casa para discutir ciertos aspectos de sus deseos finales. Le dijo qué canciones quería que cantaran en su funeral, qué lecturas le gustaría que leyeran y con qué ropas querría ser enterrada. También pidió que la enterraran con su Biblia favorita. Cuando el sacerdote estaba preparándose para irse, de pronto la mujer recordó algo muy importante para ella y dijo: "hay una cosa más". "¿Qué es?", preguntó el sacerdote. "Esto es muy importante", continuó la mujer, "quiero que me entierren con un tenedor en la mano derecha".
El sacerdote se quedó parado mirando a la mujer sin saber qué decir.

-"Esto le sorprende, ¿no?", dijo la mujer.

-"Bueno, para ser honesto, estoy extrañado por su petición", dijo el sacerdote.

La mujer explicó: "recuerdo que en todos los años de concurrir a comidas en la iglesia, cuando se retiraban las fuentes del plato principal, alguien inevitablemente decía: "conserva tu tenedor". Era mi momento favorito porque sabía que algo mejor venía... como torta de chocolate o pastel de manzana, algo maravilloso y sustancial. De modo que quiero que la gente me vea en mi ataúd con un tenedor en la mano y quiero que pregunten: "¿para qué es el tenedor?". Entonces quiero que por favor, les diga: "Conserva tu tenedor... aún falta lo mejor". Los ojos del sacerdote se llenaron de lágrimas de alegría cuando se despidió de ella. Sabía que era una de las últimas veces que la vería antes de morir. Pero también sabía que la mujer entendía mejor que él lo que era la Gloria.
Ella sabía que algo mejor venía.

En el funeral, la gente que se acercaba al ataúd la veía con el vestido que más le gustaba, su Biblia favorita y el tenedor en la mano derecha. Una y otra vez el sacerdote escuchaba la pregunta "¿Para qué es el tenedor?" y él sonreía. Durante su mensaje, el sacerdote les contó la conversación que había tenido con la mujer poco tiempo antes de morir. También les contó sobre el tenedor y lo que simbolizaba para ella: les contó cómo él no podría dejar de pensar en el tenedor y quizás ellos tampoco podrían hacerlo. Tenía razón.
De modo que la próxima vez que tomes un tenedor, deja que te recuerde muy suavemente que aún falta lo mejor.


Colaboración: Nelly Rosell










8 comentarios:

  1. Querida amiga,,maravillosa historia que hace pensar..en lo que hay despues...Siempre hay un despues???Creo que siiiii!!!
    Un abrazooo y feliz dia

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  2. A veces nos enfrascamos en la tragedia que cerramos los ojos a lo que viene más adelante, lo mejor esta por venir.
    Gracias por publicar esta curiosa y gratificante historia.

    Feliz año y Éxitos para ti.

    Un abrazo

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  3. ¡Eso espero! Que haya un después, y mucho mejor que este... al menos es mi esperanza. Sería muy triste creer que todo se terminará con nuestras vidas.
    ¡UN ABRAZO MUY FUERTE MARIA QUERIDA...!!!!

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  4. Es verdad. Cuando sentimos caer por las circunstancias poco gratas, deberíamos recordar inmediatamente este mensaje para poder levantarnos y continuar con nuevas fuerzas por el camino.

    ¡Un abrazo Vero!

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  5. Me ha gustado la historia, por la dulzura y la fibra de la mujer (aunque ya sabes bien que no creo en el "más allá") aunque respetando a los que sí, creen.
    Gracias por tus relatos tan edificantes, para los que crean o los que no...
    Un beso amiga !

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  6. Las creencias de los que no creen en el más allá son igualmente válidas; no importa en qué creamos, importa cómo nos hacen sentir nuestras convicciones.

    Cariños Mabel, y gracias por tu comentario.

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  7. Y así voy a morir yo!

    Al que haga escenitas de llanto la noche siguiente lo sacudo de las patas!!!

    Pase lo que pase, seré feliz en vida, y veré lo lindo que suceda antes que todos los que se quedan.

    Me encantó!

    Y más todavía saber que la desaparecida Nelly tuvo algo que ver para que lo publiques Lunita Bella!!!

    Gracias!!!!!!!!!!!!!

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  8. Efectivamente, hay que disfrutar de todas las cosas buenas que tiene esta vida sin olvidar nuestro tenedor, ¡para el postre!, siempre nos espera algo dulce.

    Un beso Vic!!!

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