27 de septiembre de 2009

Metafísica

La Presencia YO SOY


Significa el reconocimiento y aceptación de la Divina Presencia de Dios activa en cada ser humano, la cual nos envía constantemente el flujo de Su Energía electrónica, Luz Inteligente, dotándonos de vida en manifestación. Esta Divina Presencia, la cual responde a la Imagen y Semejanza de Dios en cada uno de nosotros (como cita la Biblia), es perfecta, es luz, es individualización de Dios en cada uno de sus hijos. Así como una gota de mar contiene en si misma todas las cualidades del océano, así cada Divina Presencia individualizada contiene los Regalos y Virtudes de Dios potencializados para la manifestación de Dios en cada individuo. Somos Dioses en potencia y debemos convertirnos en Dioses en manifestación (Sed perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo). De esta manera podemos apreciar que no somos sólo la forma humana que vemos sino un conjunto de vehículos o cuerpos destinados a canalizar la Luz de la Presencia de Dios y exteriorizarla en forma de belleza y perfección para todos. Sólo así el Reino del Cielo o Estado de Conciencia de Perfección Yo Soy se manifestará en la tierra elevando el estado de conciencia humano y limitado hacia uno de Liberación Espiritual. Esta Divina Presencia se encuentra a 3 ó 5 metros por encima de nuestras cabezas (dependiendo del estado de evolución del ser) y está conectada a nuestros corazones mediante un Cordón de Plata a través del cual emite su Energía-Vida. El corazón late gracias a esta energía y cuando la Presencia retira ese Cordón sobreviene la desencarnación, para continuar la existencia en otros planos más sutiles de experiencia ya sin necesidad de un cuerpo físico, hasta que retornemos a la encarnación o podamos continuar nuestro proceso evolutivo en esas esferas elevadas sin necesidad de reencarnar.


¿Cuál es la Energía de la Presencia YO SOY?

La Energía de la Divina Presencia Yo Soy es electrónica, la energía humana es atómica. Por lo tanto, la Energía de la Presencia está formada por electrones Luz, chispas de Luz purísimas, Vida de Dios. Estos electrones contienen el sello particular de cada corriente de vida, el cual es único e irrepetible, así como lo son las huellas dactilares en cada individuo, así como cada uno es único para Dios, irremplazables y muy amados a Su Corazón Celestial.
Estos electrones descienden desde el Corazón de la Presencia, pasan a través del Cordón de Plata y penetran al corazón del ser habilitándolo para latir y dispensar la vida física. Al llegar al corazón, los electrones son recibidos por el Santo Ser Crístico, el cual se encarga de distribuir esta Luz Electrónica hacia los cuatro vehículos (físico, etérico, mental y emocional) de acuerdo a sus necesidades del momento en su función de Guardián Espiritual de los electrones. Cuando los electrones que llegan al vehículo mental encuentran que son moldeados en pensamientos positivos, luminosos y de bien, cumplen el propósito de iluminar la mente y conectarla con las Ideas Divinas a disposición para crear Patrones de Perfección mental. Los electrones contienen en si mismos el Poder de Iluminación para cada mente. Cuando llegan al vehículo emocional y encuentran quietud y serenidad, ellos pueden manifestar la Paz porque en su centro está la Armonía Divina de Dios. Cuando llegan a los sentimientos y los encuentran amorosos, bondadosos, abiertos al perdón y a la misericordia, ellos pueden moldear bellas formas, sentimientos que se irradian como una bendición para el corazón. De esta forma graban en el cuerpo etérico (o inconsciente) únicamente memorias de Luz, que luego se reproducen en la vida como alegría y prosperidad. Cuando a estos electrones les es permitido fluir por el sistema nervioso central libremente en forma de Luz Líquida, ellos se encargan de nutrir con esa Luz cada célula, órgano y sistema del cuerpo, permitiendo así la manutención de la salud perfecta. Cuando la mente desacelera la vibración de estos electrones sombreándolos con pensamientos negativos, con estructuras mentales limitadas, ellos son aprisionados en formas imperfectas que se proyectan luego en el exterior, lo mismo sucede cuando son sombreados con sentimientos no amorosos, por emociones discordantes, por palabras de crítica o condenación o conductas incorrectas. Esa condensación de electrones sombreados se acumulan en el cuerpo etérico formando las causas de todas las aflicciones que luego padece el ser humano vida tras vida hasta que conoce la forma de redimir, de limpiar y liberar la energía electrónica que ha aprisionado. Cuando un electrón es descalificado en su uso es desacelerada su frecuencia vibracional y por lo tanto se genera una causa de aflicción. Lo que es de vibración elevada es Luz, lo que disminuye la vibración no es Luz. Los problemas, fastidios o inconvenientes de toda clase son generados por la disminución de la vibración y se solucionan elevando la misma. Sabemos que los electrones se reúnen alrededor de un núcleo formando un átomo y éstos se nuclean formando moléculas, células, y de allí parten órganos y sistemas. Cuando a la Luz de los electrones no les es permitido llegar a nutrir las células, comienzan los inconvenientes en la salud, porque toda enfermedad es sólo falta de Luz en esa zona particular. Cuando ese bloqueo energético se limpia y la Luz vuelve a fluir hacia ese espacio sobreviene la curación, o sea, la armonización de ese órgano, su elevación vibracional por la llegada de la Luz. Esta es la explicación a las variadas vicisitudes que debe enfrentar el individuo en la experiencia del diario vivir, contando con la realidad de saber que en todo momento él es un calificador de la energía y que todo lo que califica sale de él y se difunde por su entorno. Todo lo que nos rodea es creado por la energía que emana de nosotros mismos y nada ni nadie es culpable de esas creaciones. Nosotros las creamos y nosotros podemos recrearlas para bien.


¿Como recrear la Perfección a través de la Actividad YO SOY?

Sabiendo y reconociendo que todo lo que se pronuncia anteponiendo las palabras "Yo Soy" debe manifestarse, porque Yo Soy es el Nombre de Dios y pone en actividad la Perfección del Universo lista a manifestarse, aprendemos que hay tres pasos fundamentales que debemos conocer para tener victorias en nuestros cambios internos y externos.
Primero: saber que la demanda debe hacerse en Nombre de la Presencia Yo Soy, por ejemplo: "Yo Soy demandando la descarga de electrones calificados con el Poder de la Salud". Segundo: sentir que la demanda compele la respuesta y esa respuesta ya está llegando a manifestar lo que pedimos. Tercero: acompañar y sostener los primeros pasos afirmando lo que hemos pedido, o sea: "Yo Soy la Salud Perfecta", y no interferir con dudas o comentarios contrarios a lo que deseamos recibir, dando gracias para sostener el bien recibido. Pongamos otro ejemplo: "Yo Soy demandando la descarga de electrones cargados y calificados con el suministro de dinero para cubrir mis necesidades...", saber que ese suministro ya está llegando y afirmar continuamente "Yo Soy la opulencia de Dios en mí... y Yo Soy agradecido/a a cada electrón que me lo ha provisto. De esta forma nos iremos introduciendo en el potencial de la Energía Electrónica que está a nuestra disposición, sin tener que salir a buscarla a ningún lado ni pagar nada por ella. Sólo reconociendo su Fuente, aprendiendo a llamarla y aceptándola internamente manteniendo la Paz, factor fundamental para esta actividad práctica. Así, la manifestación externa mostrará los resultados, porque todo bien llega desde lo interno hacia lo externo, desde lo espiritual hacia lo material, desde la conciencia hacia la experiencia, ya que la materia prima de todo lo formado parte de los electrones. Esos electrones están cargados con cada Virtud que el ser necesita para tener Paz, Salud, Liberación, Opulencia, Amor, etc. Sólo hay que invocarlos, magnetizarlos y permitir que se plasmen en la forma. Paso a paso en esta práctica interna, todos y cada uno llegaremos a depender únicamente de nuestra Divina Presencia Yo Soy, acomodando cada área de nuestra vida humana de forma natural y sostenida. Sólo la práctica logra estos resultados, no el conocimiento intelectual. Por esta razón la práctica de la Actividad Yo Soy es la apertura hacia la Liberación del ser, la cual no depende de tiempos humanos sino del balance de energías bien calificadas. Dice la Presencia Yo Soy: "Tú sólo sostén tu Paz y permite que Me Ocupe del resto. Hay Divinas Presencias que no reciben un llamado conciente desde hace millones de años y están esperando paciente y amorosamente la oportunidad de descargar el caudal de electrones Luz calificados con la respuesta a la necesidad particular del momento hacia cada templo humano. Hoy puedes otorgarle esa oportunidad, hoy elévate y haz el llamado porque tal es la Ley Espiritual, el llamado debe venir desde la octava de expresión donde la necesidad está presente. Hoy dile a tu Magna Presencia: "Amada Presencia Yo Soy lléname con Tu Luz, protégeme con Tu Luz, bendíceme con Tu Luz y ayúdame a volver a Ti despejando el camino humano con Tu Poder de Perfección".


Fuente: Célula Avatar Argentina

Libros


Existen centenares de testimonios de personas que estuvieron clínicamente muertas y accedieron en esos momentos a los umbrales de otra dimensión. Sugestivamente, todos ellos coinciden en una misma sensación: una paz jamás experimentada antes, casi imposible de describir con palabras. Hay vida más allá de la muerte, sostienen todos ellos con absoluta convicción. A la luz de testimonios así, la experiencia de la muerte aparecería como dramática y penosa sólo para los que se quedan y aman al que se fue. Eso es lo que sostiene Víctor Sueiro, periodista argentino. "Este libro no estaba en mis planes. Pero estaba en los planes de Alguien, no tengo dudas". Así nos explica la génesis de este texto.
Víctor Sueiro estuvo clínicamente muerto. La extraordinaria experiencia que significó eso para él lo llevó a sumergirse en una exhaustiva y apasionada investigación, cuyo resultado se ofrece en estas páginas. Sueiro narra sus impresiones de aquellos intensísimos momentos, reúne una docena de testimonios de primera fuente, de personas que vivieron en forma similar lo que él llama La Gran Experiencia (desde el humorista Luis Landriscina a un ex combatiente de las Islas Malvinas, entre muchos otros), y completa el trabajo con una serie de entrevistas a médicos, psicoanalistas y teólogos que ofrecen su visión del tema.
Más Allá de la Vida es una suerte de fantástico informe acerca del gran misterio de la muerte, con un enfoque inédito hasta ahora. Sobriamente, sin temor ni solemnidad y con una alegría y convicción fruto de su incuestionable experiencia personal, Víctor Sueiro nos lleva de la mano a ese lugar donde nunca estuvimos y nos demuestra que lo que nos espera al fin de la vida es algo a lo que no debemos temer ciegamente ni permitir que nos oprima o angustie.


Autor: Víctor Sueiro